viernes, 1 de mayo de 2009

Alfombras Florales Populares


Las alfombras de "aserrín", flores o frutas constituyen una de las características más importantes de las celebraciones de la Semana Santa

Estas largas y extraordinarias alfombras propias de la cultura popular, forman parte del llamado arte popular efímero y están enraizadas en la memoria del colectivo desde tiempos inmemoriales. Son un claro ejemplo del sincretismo religioso y cultural de varias naciones en el mundo.

Por otra parte, una tradición absolutamente católica que se ha transformado en un arte popular que se extiende tanto por España como por Hispanoamérica es la que tiene su origen, quizás en el siglo XIV, al sembrar el camino de la procesión del Corpus Christi con retamas, romero, espliego, murta o pétalos de flores (rosas y claveles en especial), costumbre que evolucionaría, sin duda, hacia las verdaderas alfombras de flores, tierras coloreadas, aserrín u otros materiales.

El elaborar una alfombra significa para los creyentes agradecer una gracia, un milagro, y se convierte en obligación personal del individuo con la imagen a que venera, que son, en Guatemala, los Cristos Yacentes, los Nazarenos y las distintas advocaciones de la Virgen de Soledad y de Todos los Dolores.

Las alfombras tienen carácter colectivo. Se hacen por cuadras y por familias completas, quienes trabajan en la confección de los moldes, el teñido del aserrín y la elaboración propiamente dicha de la alfombra. Sobre ellas debe pasar el anda de la imagen del Nazareno o del Sepultado en las grandes procesiones de Cuaresma y Semana Santa.
El fin último de estas maravillosas obras de arte es el de la procesión. Al paso de los tres sacerdotes que llevaban el Corpus Christi, las alfombras se deshacían, entonces todo el mundo puede contribuir a la destrucción de lo que se ha construido con tanto cuidado y cariño por la comunidad

La alfombra más grande del mundo en Tarma

La Semana Santa de 1999 celebrada en Tarma, tuvo como atractivo la confección de la alfombra de flores naturales más grande del mundo, la misma que tuvo 3,200 metros de extensión, y cubrió el perímetro de la Plaza de Armas y calles adyacentes, por donde pasó las andas del Santo Sepulcro el Viernes Santo.

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